Cuando salimos a hacer fotos, en general encuadramos y componemos teniendo en cuenta los consejos que hemos aprendido durante nuestra trayectoria de aprendizaje. Esto está muy bien, pero a veces pasamos por alto la finalidad de la composición.

A la hora de componer una foto, ¿has pensado alguna vez en el uso que le quieres dar a esa imagen? Aunque no entre dentro de tus próximos planes, ¿qué tal si aprovechas para hacer alguna toma que puede que en un futuro la puedas publicar en alguna revista, libro, periódico…? Para ello, es necesario que hagas varias tomas con diferentes composiciones de una misma foto, para que después, tengas un abanico más amplio de posibilidades publicables.

Por ejemplo, imagínate que estás ante la siguiente escena. Queremos mostrar la primavera en Málaga, para ello, hemos encontrado esta vista desde el mirador de Gibralfaro. Colocando las flores en primer plano, conseguimos trasmitir el mensaje de la primavera, y si de fondo mostramos una vista panorámica de la ciudad contextualizamos la imagen.

Malaga 08

Hasta aquí todo perfecto. Una vez hayamos hecho la foto “buena” o “correcta”, es hora de empezar a hacer variables a las que les podamos dar otros usos. Lo más básico es hacer la misma foto en horizontal y vertical, debido a posibles maquetas que no se puedan modificar.

Después, podemos buscar otras composiciones parecidas, por ejemplo sin flores, por si queremos añadir algún texto a la imagen (como las fotos que dan inicio a un reportaje a doble página). Las flores distraerían mucho nuestra atención al leer, de modo que es mejor buscar algo más uniforme, como el espacio verde a la parte derecha de la siguiente foto:

Malaga-02

O también, aprovechamos para hacer alguna foto en vertical con espacio arriba por si un buen día publicamos en portada. ¡Nunca se sabe!

Malaga-01

Estos son tan solo algunos ejemplos que puedes seguir, sin embargo, podemos echar de imaginación y cuanto más amplio sea nuestro repertorio fotográfico más variables seremos capaces de hacer.