Cuando se anunciaron los primeros rumores sobre la llegada de la nueva Fujifilm X-E5, muchos pensaron que sería simplemente una evolución lógica de la X-E4. Pero tras conocerla en detalle, queda claro que no es solo una sucesora, sino una cámara que toma el espíritu de la aclamada X100 y lo traslada a un sistema de ópticas intercambiables. Más que una continuación, la X-E5 es una reinterpretación que combina elegancia, tecnología de última generación y una operatividad pensada para el disfrute puro de la fotografía.

Con un precio de 1.550 € solo el cuerpo, y 1.800 € si se adquiere junto al nuevo objetivo XF 23mm ƒ/2,8 R WR (que también se presenta hoy), la X-E5 se sitúa como una opción muy atractiva para quienes buscan una cámara de altas prestaciones sin renunciar al estilo clásico y compacto que caracteriza la Serie X de Fujifilm.

Un diseño refinado y elegante

La X-E5 es de esas cámaras que llaman la atención incluso antes de encenderlas. El acabado en aluminio mecanizado, los detalles pulidos a mano y la paleta de colores cuidados hacen que transmita una sensación de cámara premium. Y eso no es solo estético: la calidad de construcción se nota en cada rueda y botón. Además, incluye una nueva correa de cuerda con estética clásica que redondea ese aire sofisticado.

Disparar con ella es un placer

Más allá de la imagen, la experiencia de uso es uno de sus puntos fuertes. Puedes activar un modo de visor limpio que solo muestra lo esencial, o usar el nuevo “Surround View” que simula la visión ampliada de un visor óptico. Todo está pensado para que te concentres en hacer fotos, sin distracciones.

Además, el selector físico de simulaciones de película (sí, por fin) y el joystick rápido hacen que navegar por menús y personalizar controles sea muy fluido. Una cámara que, simplemente, apetece usar.

Rendimiento de 5ª generación

Por dentro, la X-E5 no se queda atrás. Integra el sensor X-Trans CMOS 5 HR de 40MP y el procesador X-Processor 5, lo que se traduce en velocidad, rango dinámico y detalle. Puedes disparar en ISO 125 nativo o a velocidades de hasta 1/180.000 s con el obturador electrónico.

Además, incorpora estabilización IBIS de 7 pasos, algo poco común en cámaras de este tamaño, y un autofoco asistido por IA que detecta personas, animales, vehículos, aviones o incluso drones. Es rápida, precisa y muy fiable.

Compacta, ligera y lista para todo

Con solo 445g de peso, es fácil de llevar siempre encima. Cabe en una bossa pequeña, no molesta colgada al cuello, y aun así te da una calidad de imagen de cámara “grande”. Si eres de los que no quiere cargar con mucho equipo pero tampoco quiere renunciar a calidad, esta cámara tiene mucho sentido.

Operatividad mejorada

Fujifilm ha afinado los pequeños detalles. La pantalla trasera se puede inclinar para selfies o ángulos bajos, el cuerpo está bien balanceado y los controles físicos son precisos. Puedes guardar tus recetas favoritas de simulaciones de película en FS1, FS2 y FS3, y alternarlas con solo un clic.

Y si grabas vídeo, ofrece 6.2K a 30p, F-Log2, seguimiento de enfoque y buena calidad incluso con perfiles planos. No es una cámara de cine, pero sí una aliada fiable para creadores híbridos.

Nuevo XF23mm ƒ/2,8 R WR: pequeño, resistente y muy capaz

Aprovechando el lanzamiento de la X-E5, Fujifilm también ha presentado el nuevo XF23mm ƒ/2,8 R WR, un objetivo ultracompacto (90g) que combina perfectamente con esta cámara. Tiene una distancia mínima de enfoque de 20 cm, enfoque rápido y silencioso, 11 hojas de diafragma para un bokeh suave y circular, y resistencia a polvo, salpicaduras y frío.

Una óptica ideal para fotografía urbana, retrato ambiental, viajes, mesa o incluso paisajes. Y con ese tamaño, lo querrás llevar siempre puesto.