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El World Press Photo es uno de los premios más prestigiosos dentro del mundo del fotoperiodismo, y este año, ha devuelto la esperanza a un fotógrafo, Daniel Rodrigues, de 26 años. Su fotografía Football in Guinea Bissau ha resultado ganadora en la categoría de Vida diaria y le ha cambiado la vida.

Su historia comienza cuando en 2010 se gradúa en el Portuguese Institute of Photography y consigue una beca en el Correio da Manhã y un trabajo en la agencia Global Imagens. Aún con todo, no le fue demasiado bien y en 2012 decidió irse de voluntario a una ONG llamada Missão Dulombi, la culpable de que terminara en Guinea Bissau y en donde acabaría tomando la foto ganadora.

Puede que a simple vista esto no tenga nada de extraordinario, pero si tenemos en cuenta que cuando regresó a Portugal se encontró sin trabajo y con deudas que pagar, puesto que vive con su abuela de 68 años, Rodrigues tomó una de las decisiones más duras de todo fotógrafo: vender su equipo. Así que se tuvo que despedir el pasado octubre de su cámara, tres objetivos, un trípode, un flash y una mochila.

El 15 de febrero, World Press Photo le anunciaba que era el ganador de la convocatoria del 2012, lo que además del premio económico, unos 1.500 euros, supone que los benefactores pusieran el ojo en él. Canon y el Banco Espírito Santo ya se han puesto en contacto con él para propocionarle el equipo que necesita como fotoperiodista, y no sólo ellos, sino un montón de gente anónima que también quiere ayudarle a recuperar su carrera, bien en dinero o incluso ofreciendo sus propios equipos fotográficos.

Como no puede ser de otra manera, Rodrigues está encantado y ha comentado que volverá a Guinea Bissau para agradecérselo a los niños, puesto que considera que el premio también lo han ganado ellos y espera trabajar como reportero gráfico en una agencia de noticias internacional, preferiblemente en África.

Todo esto viene porque muchas veces parece que los premios importantes los ganan gente que tiene la vida más o menos resuelta, les conozcamos o no a nivel profesional, y sin embargo, con esto se demuestra que siempre hay una historia detrás de la foto, que es la del propio fotógrafo. Rodrigues ha tenido la suerte de que su imagen ganó, pero igualmente ahora le corresponde a él mantenerse y seguir trabajando.

Al final no deja de ser una carrera de fondo con obstáculos en la que sólo los que luchan, llegan a alcanzar su meta.