Siempre se ha dicho que hay fotógrafos que por una foto hacen lo que sea. Nunca me ha gustado generalizar, de hecho, no todos los fotógrafos “se la juegan”, y en el caso de que lo hagan, hay que tener en cuenta la situación que lo ha llevado a arriesgarse por lograr una foto. Los motivos pueden ser numerosos:
- Por la presión de un trabajo
- Porque le gusta sentir la adrenalina y correr riesgos
- Porque no es consciente del peligro
- …
Como ejemplo tenemos al más que conocido Steve Mc Curry, que ha sido amenazado de muerte en más de una ocasión, más las veces que ha entregado la cámara de fotos a asaltantes. Por no olvidarnos de la cantidad de fotógrafos de guerra donde el peligro forma parte de su rutina profesional.
De modo que, ¿dónde está el límite de peligrosidad a la hora de hacer una foto? ¿Cuándo debemos dejar de disparar y no dar prioridad a la fotografía? Obviamente, tal y como hemos dicho arriba, depende de la situación y la forma de ser de cada uno, pero lo más básico me parece hacerte las siguientes preguntas 2 veces antes de decidir si debes seguir haciendo fotos o no.
- ¿Es necesario hacer esta foto?
- Balanza: ¿qué cosas buenas es posible que me aporte la foto? ¿Y malas?
- ¿Cuáles son las probabilidades para las cosas buenas y para las malas?
- La realización de esta foto, ¿puede perjudicar negativamente a terceras personas?
- …
Y podemos ir añadiendo todas las preguntas necesarias hasta tenerlo claro.
Indagando por la red, podemos encontrar varios ejemplos de fotógrafos que han corrido riesgos, muchos de ellos innecesarios seguramente, como el siguiente que fue atacado por un caimán en Costa Rica hace unos días:
Y tú, ¿hasta qué punto serías capaz de jugártela por una sola foto?