Me he dado cuenta que por estas fechas, hay una sensación generalizada entre los fotógrafos el cual parece que nos resulta más fácil fotografiar lugares desconocidos en vez de los que conocemos de toda la vida. Tal vez  tenga que ver esa alegría que experimentamos al ir de vacaciones y conocer nuevos sitios, o tal vez sea la ausencia del estrés rutinario, pero ¿realmente es esto lo que nos permite sacar más fácilmente lo mejor de nosotros y hacer fotos más creativas?

Tal vez nos estamos dejando engañar por nuestra percepción sentimental. El “factor sorpresa” es algo que a cualquier fotógrafo le gusta sentir en los lugares que visita, y sí, es cierto que en un lugar desconocido parece que las fotos salen por si solas, retratamos algo que no estamos acostumbrados a ver, y esa foto nos parece maravillosa por ese inolvidable momento que captamos.

Hay veces que tenemos fotografías que nos parecen increíblemente buenas, pero ¿realmente son buenas o nos estamos dejando influenciar por la buena sensación que nos hizo vivir aquel momento? Hay que saber diferenciar, ver, valorar y criticar nuestras fotografías como si no las hubiéramos hecho nosotros. Creo que es ahí donde empieza a trabajar más eficazmente nuestro criterio fotográfico.

También ocurre con los lugares que vemos todos los días. De vez en cuando haremos una fotografía maravillosa sin apenas salir de casa pero tenemos la sensación de que esas oportunidades de hacer fotos bonitas desde la ventana de nuestro propio hogar aparecen en días contados, al contrario de esos increíbles lugares que visitamos en vacaciones y nos permiten hacer cantidad de fotos bonitas todos los días.

Por un lado, un lugar que no hemos visto nunca nos puede aportar ese factor sorpresa que he comentado en líneas anteriores. Pero es cierto también que cuando conocemos bien un entorno, aunque no sintamos el factor sorpresa, tenemos más conocimientos en el terreno y nos permite prever las fotografías que queremos hacer con más exactitud.

De modo que si eres de los que te vas a quedar sin vacaciones, pasando envidia de las preciosas fotografías que han realizado tus amigos en algún lugar exótico, te propongo que salgas a la calle, pasea por tu pueblo o ciudad con la cámara de fotos, y retrátalo en los mejores momentos del día como si estuvieras en el viaje de tus sueños.

Personalmente, me sorprenden más las fotografías que se realizan en mi pueblo en instantes decisivos con encuadres que nunca se me habrían ocurrido, en lugar de imágenes idílicas de las aguas cristalinas del Caribe. ¿Os ocurre lo mismo?