¿Qué es un trípode?
El trípode es un aparato de tres patas y una parte superior circular o triangular, que permite estabilizar un objeto y evitar su movimiento. Ofrece firmeza a la cámara. La cabeza del trípode para fotografía debe poder moverse en tres ejes para asegurar la inclinación adecuada.
¿Por qué un trípode?
Siempre que utilicemos exposiciones más largas que la inversa de nuestra focal, deberemos echar mano del trípode. La regla de la inversa de la focal nos dice que, para hacer fotos y que no salgan trepidadas, deberemos utilizar una velocidad de obturación superior a 1 partido por la focal usada:
Velocidad de Obturación = 1 / Distancia Focal del Objetivo
Eso significa que, si disparamos con un 50mm., y queremos hacerlo a velocidades inferiores a 1/50, necesitaremos trípode o, si disparamos con un 200mm., a menor velocidad que 1/200, también necesitaremos trípode. Esta regla está sujeta al pulso de cada individuo.
Aquí tenéis más información acerca de la regla de la inversa de la focal.
Características de los trípodes
- La rótula: es la pieza superior que aguantará la cámara con ayuda de la zapata de sujeción, y con la que podremos hacerla girar con ayuda del brazo de ajuste.
- La base de montaje: es la construcción que une la base con las patas.
- La columna central: se usa para subir o bajar la cámara, normalmente con la ayuda de la manivela de elevación.
- El gancho de contrapeso: se usa para colgar un peso para mejorar la estabilidad general.
- El mecanismo de bloqueo de pata: es el mecanismo con el que podremos ajustar la medida de cada pata.
- La pata: tres patas que estabilizan el trípode al suelo.
- El pie: los tres pies sirven como base para las patas. Se suelen poder regular para modificar algo menos de un centímetro.
¿Qué debe tener el trípode ideal?
Aunque sean más incómodos de llevar, los mejores trípodes son los más pesados, los de metal, ya que tendrán una mejor estabilidad, sobre todo en condiciones climatológicas adversas, como es el caso del viento. Un trípode de plástico podría romperse fácilmente tanto por la rótula, como por las patas. Un trípode ligero podría ser derribado fácilmente por el viento, junto con nuestra cámara. Los trípodes de metal son mejores también frente al frío, el salitre, el agua, la nieve, etc.
Mejor con una rótula intercambiable, ya que estos dispositivos permiten articular en distintos escenarios de captura sin tener que cambiar de trípode. Disponemos de distintos tipos de rótula en el mercado: rótula de tres ejes, de cremallera, de bola, de joystick y panorámica. También es recomendable que la rótula tenga una zapata de liberación rápida, para no perder tiempo poniendo y quitando la cámara. Imprescindible que la rótula pueda girar la cámara tanto en horizontal como en vertical.
Es conveniente que el trípode soporte de 1’5 a 2 veces el peso del equipo que vayamos a colocar. Debemos tener en cuenta, no sólo el equipo actual, sino también en el que podamos adquirir en un futuro.
Cuantas menos secciones tenga, más estable será, aunque una vez plegado nos ocupará más espacio.
Aquí puedes encontrar algunos consejos para comprar un trípode.
De acuerdo, ya tengo un trípode, ¿cómo lo uso?
Deberemos tener muchísimo cuidado a la hora de estabilizar nuestro trípode en el suelo, nivelarlo bien para que no tengamos un accidente cuando pongamos la cámara o mientras estemos fotografiando con él. Algunos llevan nivelador, pero si no va interno, podemos colocar uno externo sobre la cámara, una vez en el trípode. Suelen encajarse en la zapata del flash.
Es importante encuadrar primero con la cámara en las manos, para encontrar el mejor encuadre posible, y después colocarla en el trípode, que el trípode trabaje para la cámara, y no al revés.
Gracias a la estabilidad que ya otorga el trípode, podremos (de hecho es recomendable) desactivar el estabilizador del objetivo.
Se debe tener siempre muy en cuenta que el mecanismo de bloqueo de pata esté bien cerrado, porque algunas veces creemos tener las patas sujetas y un pequeño error como este puede ocasionar un accidente fatal.
Una de las patas del trípode debe apuntar siempre hacia delante, para no tropezarnos y para mejorar la estabilidad.
En la fotografía con trípode, tendremos dos puntos a tener en cuenta: la trepidación que provoca el golpe del espejo en el momento de disparar, y la vibración que se produce al pulsar el disparador. El golpe del espejo se produce al abrir y cerrar el obturador, y es más propenso a recibir trepidaciones si disparamos a velocidades muy lentas. Así que tendremos que configurar la cámara para que bloquee el espejo al disparar y usar un disparador remoto para solucionar las vibraciones que implica el tener que tocar la cámara para realizar la fotografía.
Mantenimiento del trípode
Será de vital importancia que mantengamos nuestros trípodes limpios y cuidados, para que no se estropeen al cabo de poco tiempo. Cuando lleguemos de una sesión exterior, habrá que limpiar la suciedad como tierra, arena, barro, agua o cualquier otro elemento al que lo hayamos expuesto. Es aconsejable “endulzar” el trípode si vamos a utilizarlo en la playa, por ejemplo, ya que después nos costará mucho menos quitarle el salitre. Dos veces al año es aconsejable desmontarlo, pieza a pieza, y limpiarlo en profundidad, aunque deberemos hacerlo con mucho cuidado de no estropear las piezas y que luego queden bien montadas.
Conclusión
Para exposiciones más largas que la inversa de nuestra focal, debemos usar trípode, uno pesado y de material resistente. Éste nos dará estabilidad y nitidez. Deberemos usarlo siempre teniendo en cuenta el nivelador para que quede bien estabilizado y no corra peligro de caer al suelo. Tenemos que tener en cuenta las condiciones climatológicas si vamos a usarlo en exterior, y los problemas de trepidación de los propios movimientos de la cámara. Tenemos que cuidar nuestros trípodes con meticulosidad.
Ahora que ya conoces lo más esencial del trípode, ¡no dudes en empezar a usarlo y probar con largas exposiciones! Prueba con la fotografía nocturna a velocidades de 15 ó 30 segundos y ¡disfruta del resultado!