La famosa ley de la inversa del cuadrado nos dice que si doblamos la distancia entre una fuente de luz y el sujeto que ésta ilumina, la iluminación no se reducirá a la mitad sino cuatro veces (figura A). Y la fórmula es la siguiente, donde A es el área iluminada i r el radio o distancia luz-sujeto:
A = 4 · π · r²
Por lo tanto, en fotografía, si doblamos esta distancia tendremos que compensar abriendo 2 pasos para no variar la exposición, ya que cada paso equivale a aumentar o disminuir el doble la entrada de luz en la cámara. Todo ello parece una manera muy complicada de demostrar la caída de la intensidad de la luz en función de la distancia que recorre, pero la verdad es que también justifica esta llamada profundidad de campo lumínica tan interesante de conocer y dominar en el campo de la iluminación fotográfica.
Vamos al grano, al igual que una profundidad de campo reducida en el enfoque de una imagen reduce mucho la franja de distancias donde los objetos quedarán enfocados, podemos decir que una profundidad de campo lumínica reducida comprimirá mucho la franja donde los objetos quedarán correctamente expuestos con una intesidad parecida, y viceversa. Una profundidad de campo reducida en el enfoque la podemos conseguir abriendo mucho el diafragma y en el caso lumínico acercando mucho la luz al sujeto a iluminar. Tal y como muestra la figura B, el sujeto central estará correctamente iluminado pero los de delante suyo y los de detrás ya no.
En cambio, una amplia profundidad de campo en el enfoque la podemos obtener con un diafragma muy cerrado y en el caso lumínico apartando la fuente de luz de los sujeto a iluminar, de tal manera que no sólo un sujeto estará correctamente iluminado sino que tenemos mucho más margen y todos recibirán una intensidad muy similar, tal como se ve en la figura C. Pero al apartar la luz habremos perdido intensidad y tendremos que compensarlo abriendo el diafragma o aumentando el tiempo de exposición, pero esta intensidad menor sí será más uniforme en una franja de distancias mayor.
Con todo ello, podemos conseguir que una escena con fondo blanco quede así si tenemos la luz apartada, o con fondos casi negro si acercamos mucho la luz al sujeto. La prueba la tenemos en la figura D, donde vemos dos ambientes totalmente antagónicos pero conseguidos con un mismo tipo de luz.
Pues ya lo veis, si tenéis trípode, no es necesario que compréis luces más potentes sino que simplemente, y al contrario de lo que podría parecer a priori, los apartéis para conseguir una luz más uniforme y lo compenséis con un tiempo de exposición largo para que la escena quede clara. Evidentemente esto es una gran verdad teórica pero poco práctica si, por ejemplo, no queremos que posibles objetos en movimiento de la escena queden movidos.
Genial artículo Joan!
Es algo que he experimentado pero que no tenía bien documentado.
Gracias por compartir.
Me alegro que haya sido de tu interés Dave. En breve tengo en mente complementarlo con el tema del tamaño aparente de la fuente de luz que condiciona la suavidad de la luz, y también con el tema de las familias de ángulos que rellenan las areas de reflexión.
Un saludo!
Muy bueno, Eduard!! Como siempre! Lo comparto.
😉
Muchas gracias Joan. Este comentario es un honor para mi viniendo de ti!
Un saludo!
Perdona Eduard!
Pensaba que el artículo lo había escrito Joan Vendrell 🙂
Por cierto, como te comentaba, utilicé esta técnica para obtener fondos uniformes claros y oscuros en estas fotografías:
· http://500px.com/photo/5586432 (claro)
· http://500px.com/photo/5586435 (oscuro)
Me encantará ver tu nueva publicación.
Saludos
Seguro que Joan también habría hecho un buen artículo al respecto, Dave 😉
Buenos ejemplos los que compartes!
Un saludo