En la «contra» de El País de hoy, leía esta interesante entrevista con uno de los editores gráficos más conocidos:

Morris ha vivido bajo 17 presidentes, y a los 93 se ha enamorado.- ULY MARTÍN

Sin ayuda, se levanta desde nuestra mesa en Balzac para posar ante el fotógrafo, aunque rehúsa hacerlo con una cámara en las manos. «Respeto demasiado a los fotógrafos como para considerarme uno de ellos», dice John G. Morris. Si su agilidad a los 93 años es sorprendente, su humildad no lo es menos. Se le considera uno de los editores gráficos más grandes de todos tiempos, ya que ha cubierto la mayoría de los acontecimientos del siglo XX y trabajado con Robert Capa, Henri Cartier-Bresson y W. Eugene Smith, por citar algunos fotógrafos de renombre.

Es difícil saber por dónde empezar: si por la toma de Normandía por los aliados, cuando trabajó como editor en Londres para Life editando a Capa, su gran amigo, y compartió fiestas con Hemingway; por su etapa como primer editor ejecutivo de Magnum; por su entrega a The New York Times en los turbulentos años de la guerra de Vietnam -cuando luchó por publicar la legendaria instantánea de Eddie Adams sobre la ejecución de un prisionero del Vietcong-; o por su posterior implicación en el proyecto de National Geographic en París, donde vive desde hace dos décadas.

Afortunadamente, el primer plato, salmorejo, se sirve frío, porque una cucharada ha estado oscilando en su mano mientras habla de lo que ocurrió con los cuatro carretes de fotos de Capa, con imágenes del día D, que se perdieron cuando un chico accidentalmente derritió la emulsión en el cuarto oscuro. Hasta ahora, Morris se había considerado responsable de la pérdida, pero ahora que el tiempo le permite «mentir mejor» -bromea- prefiere definirse como «el hombre que salvó las 11 fotografías», el mítico conjunto «ligeramente desenfocado» de las únicas imágenes existentes de la playa de Omaha, que dieron además título a la autobiografía de Capa.

De lo que no cabe duda es de que este hombre ha descrito los hechos de The Greatest Generation, los que vivieron la guerra de cerca y han quedado profundamente impactados por sus horrores. Con historias para llenar un libro (y lo ha hecho), John G. Morris prefiere hablar sobre el futuro. Está en Madrid para dar una conferencia al grupo Democrats Abroad sobre la importancia de las elecciones de noviembre, cuando los demócratas de Obama tendrán que luchar por conservar el poder en el Congreso. Morris compara la situación con 1918, cuando Woodrow Wilson perdió su control al final de la I Guerra Mundial. Poco después, la mayoría republicana rechazó el Tratado de Versalles, y los 14 puntos de Wilson junto a su sueño de una paz «justa y duradera» se perdieron. Para Morris, «Obama tiene más potencial que ningún otro presidente de la historia moderna». Él debe saberlo bien; ha vivido bajo 17 de ellos. «Las elecciones de 2010 serán cruciales para su éxito».

Las vieiras han desaparecido hace un rato, y mientras apura la crema catalana le pregunto sobre su decisión de dejar la profesión. «Nunca me he retirado», dice. Y pese a haber contemplado ya muchas guerras, es optimista. Será quizás porque a sus 93 años se ha enamorado de nuevo. «La quiero porque no tiene miedo de decir su edad verdadera», dice. Tiene 84.

Balzac. Madrid
– Salmorejo cremoso con picadillo de jamón y huevo.
– Vieiras doradas sobre crema de espinacas.
– Pluma de cerdo ibérico con compota de manzana.
– Esponjoso de crema catalana con helado.
– Pan, agua y vino.
Total menús: 74,90 euros.