A todos los fotógrafos nos ha ocurrido alguna vez. De hecho, es una sensación que va y vuelve al cabo de un tiempo, es como si fuera parte de un examen que debemos aprobar durante nuestra evolución fotográfica. Y es eso, un examen. Una pequeña depresión que si nos paramos a pensar, es necesaria vivirla si queremos avanzar en nuestras creaciones, siempre y cuando sepamos afrontarla y salir de ella más fortalecidos.

¿Cuáles son los principales síntomas?

Falta de inspiración. De pronto, se desvanece. Nos quedamos bloqueados, en blanco, pensando que hemos exprimido todas nuestras ideas y se nos ha vaciado ese archivo creativo que teníamos en alguna carpeta de nuestra mente.

Ya no nos gustan tanto nuestras fotos. Esa imagen que en su día nos parecía preciosa, la que enseñábamos con orgullo, hoy no nos parece para tanto incluso le sacamos muchas carencias y fallos que debíamos haber tenido en cuenta en su día, pero no lo hicimos.

Los trabajos de otros fotógrafos nos parecen increiblemente buenos. Y nos sentimos como si para nosotros fuera algo casi inalcanzable hacer algo así. Sentimos esa sensación de “envidia” como cuando decimos “Si yo tuviera… también podría hacerlo. Pero como no tengo…”

¿Qué hay que hacer para remediarlo?

Lo primero de todo, qué NO hay que hacer. No quedarte anclado en tus penas, no quedarte de brazos cruzados confiando en que el tiempo lo arregla todo y no ser tan pesimista. Es una etapa dentro de la vida de los fotógrafos que es inevitable esquivar. Todos tuvieron y tienen esos dias de bajón y si eres de los que aún no lo ha vivido, muy probablemente te llegará. Y aunque esto pinte muy mal, es muy positivo que tengamos esta sensación de depresión fotográfica.

Tener estos días malos significa que algo dentro de nosotros nos está dando un toque de atención, diciendo “¡Ei chaval/a! Lo que has hecho hasta ahora está muy bien pero ¡tienes que seguir avanzando!” Y nosotros contestamos: “Si, si, eso ya lo sé pero… ¿cómo puedo hacerlo?”

La respuesta es la siguiente: “Superándote a tí mismo”.

Está muy bien que mires el trabajo de los demás y sientas esa pequeña sensación de envidia y soñar que a tí también te encantaría hacerlo, de hecho es una actividad que todos los fotógrafos deberíamos emplear todos los días, pero, ¿te tomas el tiempo necesario para observar tu trabajo, ojear tus fotos, pensar en qué debes mejorar y a qué debes dedicarle más tiempo para conseguirlo?

Coge ese disco duro con fotos que hiciste hace 3 años, 4, 5 o 10 años atrás, siéntate y observa. Probablemente encuentres fotos que en su día no te llamaron la atención, pero ahora que has vivido unos días de depresión fotográfica donde las fotos que han sido tus favoritas hasta ahora, han dejado de serlo, seguramente también encontrarás imágenes que antes no te gustaron y ahora, les ves un atractivo añadido.

Este cambio se debe a las diferentes etapas de nuestra vida que en algunas, tendemos hacia unos estilos en concreto y en la siguiente tenemos otras tendencias. Es algo muy normal, de modo que no te asustes.

También puede ser un buen momento para desconectar para ser más creativos o volver a leer esos consejos para enriquecer nuestro repertorio fotográfico .