Es lo primero que nos deberíamos preguntar al organizar nuestra salida fotográfica, ya que no es lo mismo hacer fotos en cualquier época del año, así como en las diferentes horas del día. Para ello, vamos a tener en cuenta una serie de consejos para hacer fotos en el mejor momento.

Piensa lo que te puede aportar cada estación del año.

  • Otoño. Probablemente es la mejor época para fotografiar bosques. Las hojas se ponen de colores y podemos crear imágenes muy llamativas.
  • Invierno. La luz es más uniforme, no hay mucho contraste entre el sol y la sombra, por lo tanto, es un buen momento para hacer retratos en la calle o captar escenas con luz suave.
  • Primavera. No hace falta decir que es la mejor estación si nos gusta fotografiar flores. Estad atentos también cuando los árboles empiezan a brotar, en los primeros días las hojas son de color verde chillón.
  • Verano. Seguramente muchos pensarán que son los mejores meses para hacer fotos porque hace buen tiempo. Sin embargo, la luz es muy dura y esto puede jugar en nuestra contra. Las sombras se quedan muy oscuras y las luces pueden quemarse, sobre todo en las horas centrales del día. En cambio, si lo que queremos son fotos con cielos azules, hay que aprovechar estos días de verano.

Después de decidir cuál es la estación del año que más se adecua a las imágenes que queremos crear, pensaremos sobre cuál es el mejor momento del día para hacer fotos. Tal y como pasa en los distintos meses del año, la luz cambia mucho a lo largo de la jornada.

  • Atardeceres y amaneceres. Ubica el este y el oeste para prever de dónde sale y se esconde el sol.
  • Espera la hora azul. Son esos pocos minutos desde que se encienden las luces de la ciudad hasta que anochece y se compensan con el cielo que oscurece poco a poco con tonalidades azules.
  • Evita las horas centrales. Sobre todo cuando hace mucho sol, la luz es muy picada y crea sombras muy desfavorecidas.

No olvides que un mismo lugar, puede transmitir diferentes sensaciones según en el momento en el que se ha fotografiado, de modo que intenta volver a los sitios, a distintas horas, días y estaciones para experimentar las infinitas posibilidades fotográficas que se pueden llevar a cabo.